La geofísica de las avalanchas

¿La payasa nace o se hace? Ya desde el planteamiento nos surgen varios interrogantes. Payasas conocemos pocas, y no digamos ya payasas en en un aula virtual, impartiendo docencia por internet a alumnos confinados en casa. La payasa está en el el aula con la mascarilla puesta, con lo cual la sonrisa de boca rasgada queda oculta y se pierde parte del poder de transmisión.


La payasa entiende que viene bien que sus alumnos de primero de geología puedan ir a casa a contar algo de provecho de lo que han estudiado ese día en la universidad y haya captado su atención. Quizá así puedan restablecer con aita y ama ciertos puentes comunicativos que, a su pesar, están un poco pachuchos.


De ese modo, la profesora que pretende emular al recordado Tonetti, cuenta a la chavalería que la parte de la geología que bebe de la física se ocupa de estudiar los movimientos colectivos de las partículas involucradas en los corrimientos de tierras y de las avalanchas de nieve. En algún momento tiene que contar a sus alumnos que esos estudios se hacen tomando imágenes de rayos X de alta resolución, mucho más alta que la de los aparatos que se usan en aplicaciones médicas, pero obedeciendo los mismos principios, de manera que se pueda casi “leer” la Tierra como si la cortáramos en rodajas de chorizo, básicamente la misma técnica que se usa en las pruebas médicas conocidas como TAC.


En algún momento la profesora ha de meter una cuña que suscite un tanto de interés y deje clara su autoridad en el conocimiento, y es por ello que aclara que los aludes se asemejan a los fluidos, pero que son mucho más complicados que los se van a tratar como ejemplos a lo largo de la asignatura, tales como el agua, la sangre, la miel, el petróleo o los mocos, sí los mocos.


Entonces una vez enganchada la audiencia se les dice que a nivel de investigación hay físicos con la suficiente humildad como para buscar sinergias con geólogos que les ayuden a explicar lo que ellos aún no entienden bien, la física de las avalanchas. Se les dice también que este tipo de cooperaciones ocurren sobre todo en USA (así iuesei, que viste mucho decirlo en inglés, viste tanto como el clásico argumento de que los de fuera siempre lo hacen mejor). Y es aquí cuando la profesora olvida su pretendida madurez y cuenta a los alumnos que la tienen que disculpar porque cuando dice la palabra avalancha no puede dejar de pensar en la canción de Bunbury, y de esa manera presuntamente cercana les muestra que los científicos con cierto prestigio también tienen eso que nos gusta llamar vida.





Previamente publicado como La geofísica de las avalanchas


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